¿Qué es el Advaita Vedanta?
Advaita significa "no dos" o "no dualidad", y Vedanta se traduce como "más allá de los Vedas". Advaita Vedanta es una interpretación metafísica de la filosofía Vedanta que busca desentrañar la esencia de la no dualidad, revelando la unidad subyacente de todo lo existente.
La no dualidad representa un conocimiento ilimitado en el que se disuelve la aparente separación entre sujeto y objeto, una experiencia que se alcanza en profundos estados meditativos conocidos como Samadhi. Imagínate una gota de lluvia que cae en el vasto océano, perdiendo su identidad individual para fusionarse con la inmensidad del mar, donde ya no se distingue como una gota aislada, sino como parte de un océano de gotas indistinguibles.
La filosofía Advaita Vedanta nos enseña que, al igual que la gota de agua, nuestra conciencia individual (budhi) puede reconocerse como la Conciencia Absoluta No-dual (Brahman). A través de la contemplación de la vacuidad mental y la repetida inmersión en estados de conciencia no duales, el practicante desmantela los hábitos cognitivos que perpetúan la ilusión de diferenciación.
Mediante la práctica meditativa y la reflexión profunda sobre los Slokas, descubrirás por ti mismo la naturaleza de la no dualidad y sus cualidades inherentes de Existencia, Conciencia y Bienaventuranza Absoluta (Sat-Chit-Ananda). Esta exploración no solo purifica la mente, sino que también despierta una conexión íntima con la realidad última, donde el buscador y lo buscado se unifican en una danza eterna de conciencia y conocimiento.
La práctica interna
Durante el curso MAV, practicaremos los cánones de meditación Advaita Vedanta, basados en la metodología de Sesha, que nos enseñan dos formas de enfocar la atención, dependiendo de si los sentidos físicos están activados o desactivados.
La práctica interna ocurre cuando la atención se retira de los sentidos físicos y se concentra en el observador del mundo interior.
Esta práctica comienza diferenciando al observador de los contenidos mentales, hasta que la mente se aquieta y se contempla la vacuidad interna. Este es el primer estado de conciencia no dual experimentado en la meditación Advaita Vedanta.
A medida que el practicante mantiene la atención, la vacuidad conduce a varios estados profundos de meditación, conocidos como Samadhi.
La práctica externa
En el curso MAV también exploraremos otra forma de percibir la no dualidad; la práctica externa. Que ocurre cuando los sentidos físicos están activos y la atención se dirige a los objetos sensoriales.
Lo esencial en esta práctica es observar el mundo exterior sin un sentido de yoidad. Es crucial presenciar los fenómenos sensoriales sin categorizarlos por nombres o formas.
Gradualmente, el observador se percibe a sí mismo en todo el campo sensorial, como una gota de lluvia que se fusiona con el mar. Esto lleva a profundos estados de meditación, conocidos como Samadhi, que permiten incluso percibir información más allá del campo sensorial.
Una historia personal sobre Advaita Vedanta
Mi primer contacto con el Advaita Vedanta fue en 2018 mientras estudiaba el Máster REMIND en la Universitat de Barcelona. Durante unas clases de Vedanta con Sesha, en medio de varias meditaciones facilitadas por él, experimenté un estado de meditación inusual; un vacío de pensamientos donde no había separación entre el perceptor y lo percibido. Estos estados duraban varios minutos, aunque el tiempo se volvía irrelevante ante la profunda conexión con una forma de ser libre de acción, donde se afianzaba una nueva certeza: no soy nada.
Sumergido en estas experiencias, pasé varios meses leyendo los libros de Sesha, que explicaban su método de meditación y los estados de conciencia superiores, además de los Slokas del Atmabodha, que expandieron mi comprensión de la no dualidad. Al mismo tiempo, me dedicaba a la práctica de la meditación diaria, motivado por la sed de experimentar nuevamente la no dualidad y comprender en carne propia lo que Sesha describía en sus escritos.
En diciembre de ese mismo año, me inscribí en un retiro de tres días en el Centro Zen de Barcelona. Los primeros dos días me encontré con varios obstáculos físicos y mentales que me desalentaban. Sentía que no estaba en las mejores condiciones para meditar tan estrictamente. Sin embargo, varios monjes y practicantes del centro me alentaron a seguir adelante, así que decidí quedarme el tercer día.
Esa noche, entre las 10 y 11 pm, volví a sentir ese estado de vacío de pensamientos, pero esta vez había algo distinto: también era consciente de todas las sensaciones a mi alrededor. Cada sonido, cada movimiento y respiración de los demás eran captados por mi atención. Permanecí muy quieto y atento a este nuevo estado, donde lo interior y exterior parecían no tener fronteras. De repente, percibí algo diferente; un espacio de información nueva, donde, al enfocarme, pude contemplar símbolos, culturas y civilizaciones humanas en cuestión de segundos. Lo que siguió después es difícil de poner en palabras, pero fue como un viaje por la historia del universo, siendo testigo de la creación y destrucción de planetas, estrellas y otros objetos celestes.
No sé cuánto tiempo estuve ahí, pero recuerdo que al sonar la campana para practicar kinhin, mi cuerpo estaba tan entumido que me fue difícil ponerme de pie. Ya todos los demás estaban de pie, y con mucho esfuerzo me levanté y practiqué. Durante el kinhin, mi atención volvió al cuerpo y a las sensaciones, mientras la mente permanecía en silencio. Luego, nos volvimos a sentar en zazen para meditar y aquel estado profundo de no dualidad reanudó.
Comprendí que no hay muerte y que lo único que realmente existe es la capacidad de ser testigo de un universo en constante cambio. Pueden pasar vidas, milenios en segundos, no hay tiempo constante. Y también comprendí que el "yo buscador" desaparece ante la certeza de que lo que ha buscado siempre ha estado ahí, esperando ser visto. Si bien, las experiencias no duales son impermantentes, el conocimiento que dejan como huella altera la comprensión sobre uno mismo, sobre la vida y lo real.
A partir de esa experiencia, dediqué varios meses a diseñar el curso MAV. Lo impartí para un grupo privado en Yoga Bindu Barcelona, y allí me di cuenta de que otras personas, con y sin experiencia meditativa, también podían percibir la no dualidad a través del método de Sesha.
El aprendizaje continúa y no hay libro que te pueda enseñar más que la experiencia. Te invito a que, así como yo y otras personas que han tomado el curso, tú también puedas experimentar por cuenta propia la no dualidad. Al practicar meditación de manera eficiente, tu "yo buscador" podrá encontrar el destino que le corresponde.