Seguro que para muchos de ustedes la llegada del COVID-19 a nuestro mundo fue como darse cuenta de que estábamos volando sin alas sobre un ventilador descompuesto, y que cuando este ventilador se nos “apagó”, con él también terminó nuestro vuelo.
La dificultad que muchas personas tuvimos para abandonar la idea de seguir volando y empezar a caminar sobre el suelo se le conoce en Psicología como inflexibilidad cognitiva, es decir, no sabemos cómo adaptarnos a un cambio de planes repentino e inesperado, y al no estar dispuestos a reajustar el rumbo, nos frustramos y producimos sufrimiento en nosotros mismos y en nuestro alrededor.
Afortunadamente, cuando esta pandemia inició yo había entrenado una habilidad magistral por más de 5 años y esta habilidad me permitió tomar el cambio de rumbo de manera entusiasta y con mínima fricción mental y emocional.
La habilidad de la que hablo se llama ACEPTACIÓN y se puede entrenar a través del Mindfulness y la meditación. Les voy a contar lo que para mí trata la aceptación, ya que muchos la confunden con la resignación y esto nos puede meter en graves problemas de baja autoestima, impotencia y desesperanza.
La aceptación consiste en tomar una actitud interna de responder a cualquier fenómeno que ocurra en el presente sin resistirnos, sin tratar de evadirlo, sin tratar de apegarnos a él, logrando crear un espacio de comprensión que nos permita actuar eficientemente.
Para lograr esto, primero es necesario observar lo que está sucediendo, si no ¿de qué manera podemos aceptar algo de lo que no somos conscientes? Al observar a través de la atención, nos damos cuenta de que los fenómenos que suceden en esta pequeña fracción de tiempo que denominamos presente, no pueden ser diferentes.
Doy unos cuantos ejemplos: ahora mismo no puedo estar en otro lugar del mundo, estoy sentado en mi silla escribiendo. Mi mano no puede estar sobre mi cabeza, está sobre el teclado. Tampoco puedo quitar la sensación de saciedad de mi estómago después de haber desayunado, no puedo sentirme ligero, ya que la saciedad es lo que mi estómago produce ahora.
Al darnos cuenta de que el presente no puede ser diferente, tenemos dos opciones: resistirnos a él o aceptarlo. Si nos resistimos a lo que está sucediendo, lo primero que vamos a sentir será una emoción que provoque sensaciones de tensión y malestar en el cuerpo. Seguido de esto vendrá la queja, la inconformidad, la ira, el reclamo o la aversión. Nos habremos sumergido en un estado mental y emocional de estrés porque no tenemos herramientas para sobrellevar el desagrado que nos produce el presente.
Si decidimos aceptarlo, tal vez aparezcan las mismas emociones y sensaciones desagradables, pero la diferencia será que en vez de que nuestro estado mental se agite, podremos conocer algo nuevo sobre lo que estamos sintiendo y esto provocará de manera natural el pensamiento ¿Qué puedo hacer al respecto? Seguido de esto, al tener una mente atenta, la inteligencia sabia que opera en nosotros nos permitirá encontrar una acción inteligente que responda de manera eficiente a las demandas de este momento presente.
Doy un ejemplo: ya voy tarde al trabajo, hay mucho tráfico y empiezo a sentir prisa y un poco ansiedad. Mi mente registra esta sensación y tras una breve observación de la situación, me doy cuenta de que este tráfico es lo que hay, no puede irse. Continúo observando y veo que unos metros adelante hay un coche descompuesto, así que espero y en cuanto tengo oportunidad, cambio de carril y siento la satisfacción que esta fue la mejor decisión que pude haber tomado dadas las circunstancias.
Continúo conduciendo, pero ya no pienso en llegar al trabajo lo más pronto posible, me enfoco en tomar la mejor ruta y observar los movimientos de los otros coches. Poco a poco mi atención se convierte en concentración y ahora me es más fácil tomar decisiones eficientes. Cualquier cosa que suceda en el camino soy capaz de aceptarla y manejarla. Finalmente, llego al trabajo 10 minutos tarde, pero me siento empoderado, satisfecho y con una sensación de que conduje lo mejor que pude.
Ahora te invito a recordar cómo has reaccionado ante situaciones similares a la anterior ¿te has frustrado(a)? ¿has sentido que cada coche en el camino quiere que llegues tarde al trabajo? ¿has pensado que esto sólo te pasa cuando tienes prisa por llegar a algún sitio? Si respondiste que sí a alguna de las preguntas anteriores ¡felicidades! Eres parte del 99% de la humanidad que vive en la resistencia.
Si te quieres cambiar a mi club impopular de gente que vive en la aceptación, te invito a que observes con tu atención cualquier fenómeno que esté sucediendo en este preciso momento. Siente las sensaciones de tu cuerpo, los pensamientos que aparecen en tu mente, los sonidos, olores, sabores, texturas u objetos que percibas a través de los sentidos, las emociones o sentimientos en la zona del pecho…
Observa todo lo que puedas y ahora conscientemente toma la decisión de responder con aceptación, de no querer cambiar, evadir ni retener lo que está pasando. Enseguida comenzarás a notar que aparece una inteligencia que te permite comprender lo que está sucediendo. Continúa observando y de manera natural empezarás a saber cómo actuar, cómo sentir y cómo pensar.
A veces la respuesta que podemos tomar será observar sin poder intervenir, pero muchas otras veces tendremos la capacidad de actuar de una manera que no sólo nos beneficie a nosotros, sino que también beneficie a los demás.
Tómate 10 minutos al día para practicar esto, reparte esos 10 minutos de la manera que prefieras. Después convierte esos 10 minutos en 20, 30, 60… y pronto podrás responder con aceptación a cualquier cosa que suceda, aún si no estaba dentro de tus planes.
Espero que esto te ayude a llevar tu vida con mayor felicidad y con el mínimo grado de sufrimiento posible, si tienes dudas o quieres aprender mejores herramientas de aceptación y autocontrol, te invito a tomar mis cursos online de Mindfulness y meditación. Te enseñaré cómo vivir con ecuanimidad y auténtico bienestar.
¡Hasta pronto!
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